El azul del río rodeado por el fresco verde de la vegetación ribereña, por los fértiles frutales y por las huertas.
El ocre oscuro de los montes redondos como cantos rodados en los que las jaras, encinas y algunos olivos dan leves pinceladas de color.
Las casas de paredes de esquisto o con la blancura de la cal, de poblados perdidos entre serranías. Contrastes de Alcoutim y de su municipio a los que no les faltan, en pleno invierno, el rosa pálido de millares de almendros en flor, los vastos espacios donde se encuentra la naturaleza, la tranquilidad para observar una multitud de flores silvestres, o las aves que gorgojean en las ramas de los árboles.