Un modo muy propio de hacer, de sentir y de festejar.
Mucho más que playas magníficas y un clima privilegiado, el Algarve tiene para ofrecer un riquísimo patrimonio etnográfico que bien vale la pena compartir con los placeres del sol y del mar.
O al menos dedicarle un tiempo propio. Porque en el Algarve hay hábitos seculares, tradiciones vivas y patrimonio construido, que se pueden disfrutar a lo largo de todo el año.
Desde formas tan particulares de celebrar ocasiones festivas (como la Pascua, la Navidad o la primavera) hasta testimonios edificados de épocas antiguas y recientes, pasando, naturalmente por los irresistibles manjares que hacen la gastronomía de la región, los algarvíos dejaron, a lo largo de los siglos, un legado tan precioso que resulta imprescindible conocerlo íntimamente.