Los bolinhos de almendra del Algarve, rellenos de ovos moles y recubiertos de masa de almendra, son unos pequeños pasteles, muy originales, que se presentan con una gran variedad de formas y colores. Se hacen a mano, con una gran creatividad y grandes dosis de cariño, e imitan todo tipo de frutas, animales y otros alimentos.
El morgadinho es otro de los protagonistas de la repostería del Algarve. Está hecho con almendras, y se rellena con cabello de ángel. Tiene una forma semiesférica, está cubierto de fondant blanco, y culmina con una perla de azúcar.
Los Dom Rodrigos vienen envueltos en papel de colores intensos. Son un auténtico pecado de huevo hilado y ovos moles con perfume de canela.
Los queijinhos, a pesar de lo que su nombre sugiere, son unos pequeños pasteles típicos del Algarve. Se presentan como pequeños quesitos redondos, y son una deliciosa alternativa a los pasteles de almendra. No tienen color, pero llevan la misma masa de almendra por fuera, y el mismo relleno de ovos moles, todo ello espolvoreado con una finísima película de azúcar que les proporciona su característico color blanco.
Los quesos también dan nombre a una creación hecha a base de otro de las estrellas de la pastelería del Algarve: el higo. Y no nos olvidemos de los pasteles de higo y almendra. Ya sea llenos —o sea, rellenos— de almendra y chocolate o secos, aplastados o tostados en el horno, los higos son los protagonistas de los escaparates de cualquier pastelería o confitería que se precie.
La algarroba puede sustituir al chocolate, a quien parece pedir prestados el color y el dulzor, y completa el trío de los ingredientes más frecuentes y atractivos de la repostería del Algarve. La tarta de algarroba, hecha con la harina de este fruto, es un ejemplo de sus muchos usos.
El Algarve también le puede ofrecer recetas de origen conventual, de las de comer con cuchara. Prepárese para hacer frente a las tentaciones.