La playa se encuentra en una ensenada arenosa que se extiende a los pies de Fuseta, orientada hacia un brazo de la ría, y es muy apreciada por los niños por sus aguas tranquilas y cálidas. En la bajamar se puede pasear por los estuarios y bancos de limo de la zona circundante (intentando no perturbar los viveros de bivalvos) y observar la fauna local, sobre todo cangrejos y bivalvos pero también algunas aves limícolas, que buscan alimento en el lodo con sus largos picos.
En el extremo oeste de esta lengua de arena se divisa una curiosa edificación sobre empalizadas: se trata de un antiguo puesto de socorro para náufragos. A pesar de la proximidad de la población, la calidad del agua se mantiene normalmente aceptable durante la época de baño, ya que en la Ría Formosa el agua se renueva en cada ciclo de mareas.