Haciendo justicia al nombre de la playa, los acantilados de la Praia da Falésia pierden altura, dando lugar progresivamente a crestas dunares en donde crecen plantas típicas de las arenas, como el cardo marino, la mielga marina y el nardo marítimo. También los complejos turísticos le ceden temporalmente el lugar a los campos agrícolas de la vega de Rivera de Quarteira, lo que ya le ha valido a Rocha Baixinha el sugerente nombre de Praia dos Tomates.
El camino a la playa continúa a lo largo de campos cultivados, invernaderos y pastos, así como de vestigios más antiguos de la actividad agrícola del valle, de los que son ejemplo las norias. Entre la playa y amplio el valle subsisten las formaciones rocosas ocres muy escarpadas, en donde las manchas densas de pinos se mezclan con pomares de secano. La fauna abunda por estos bosques, conejos, zorros y muchas aves, como las típicas abubillas, encuentran alimento y abrigo en el lugar.
El arenal es amplio y al este se avistan ya los diques de Marina de Vilamoura.