La playa se encuentra en Salema, un pequeño pueblo de pescadores que funciona como puerto pesquero. El tramo central de la playa está ocupado por embarcaciones y por artes de pesca, como nasas y anzuelos. Aquí se puede observar el regreso de los barcos a la playa después de faenar, y probar después el pulpo, la morena o el sargo en los restaurantes del pueblo.
En Salema existen ruinas de una villa romana y de una fábrica de conservas de pescado, lo que evidencia la larga tradición pesquera del lugar.
La playa cuenta con un agradable paseo y algunas terrazas sobre el mar. El arenal es amplio —más de 1 kilómetro de extensión—, y caminando hacia el este, la playa se vuelve más aislada y tranquila, rodeada de acantilados ocres muy recortados. En estas paredes rocosas se pueden observar huellas de los dinosaurios bípedos carnívoros que poblaron esta región hace unos 140 millones de años.